sábado, 14 de julio de 2012

Atardecer y nocturna en Dehesa de Abajo


  Una vez en el aparcamiento de la dehesa de abajo, empezamos a planificar como gestionar el tiempo y buscamos algunas localizaciones para poder fotografiar por la noche.
Ya reunidos el grueso de asistentes, nos dirigimos hacia la laguna. La luz aún era dura, por lo que íbamos sin demasiadas prisas.


Mientras esperábamos al último componente de la quedada, nos dedicamos a fotografiar libélulas que teníamos a nuestro alrededor, las cuales se contaban por decenas.
 También captamos los reflejos del sol, cada vez más bajo, en la laguna, con aves como flamencos, espátulas, cigüeñuelas y agujas colinegras como fondo. Todo esto, mientras un buen grupo de milanos sobrevolaba los acebuches como pendientes de lo que hacíamos. A ellos también les dedicamos algo de tiempo.Con el sol cerca de la línea del horizonte, nos fuimos a la parte opuesta de la laguna, donde multitud de cigüeñas blancas han tomado varias encinas para construir sus nidos.

Estuvimos algo más de una hora fotografiando las pajareras, acompañados por infinidad de mosquitos a los cuales no parecía importarles mucho la loción con la que nos rociamos para evitar que nos picaran.
Después de cenar unos suculentos bocadillos, preparamos el equipo para la práctica de la fotografía nocturna. Trípode, cámara, cable disparador y linterna.

La primera sesión de la noche la dedicamos a fotografiar un acebuche rodeado de plantas secas que le daban un aspecto algo mágico. Tres días atrás, tuvimos luna llena, por lo que la luz seguía siendo muy intensa, impidiendo que las estrellas destacasen en el cielo.


 La segunda sesión fue a los pies de un gran tronco de árbol muerto, curvado en el que sus dos extremos estaban en contacto con el suelo. La idea aquí, era captar la estela que dejan durante una larga exposición, las estrellas al girar en torno a la polar, dejando al tronco en primer término.

Cuando estábamos en plena exposición, con los obturadores abiertos, apareció a nuestra izquierda un grupo de unas 30 cigüeñas que cruzaron por encima de nosotros. Al estar montados los gran angulares en las cámaras, varias de ellas se metieron dentro del encuadre. Gracias a que llevábamos el flash preparado en la mano, pudimos congelar la imagen con tres destellos del flash. El resultado fue una preciosa imagen con halo de misterio del cielo estrellado con varias cigüeñas dentro del encuadre, en la parte superior, y el tronco del árbol en la parte inferior.

Sobre las 3:30 a.m., dimos por concluida la sesión de nocturna y tras cenar otros bocadillos acompañados de frutos secos, nos dispusimos a echarnos a dormir un rato, hasta el amanecer.

Decidimos descansar en la zona trasera de la laguna, ya en los pinares de Aznalcázar, por lo que tuvimos que coger el coche para llegar al emplazamiento que teníamos en mente.

Por el camino, se nos cruzó un zorro y varios conejos, a los cuales no pudimos fotografiar en condiciones, y un precioso mochuelo posado en el suelo donde íbamos a montar el vivac, al que sí se le pudo fotografiar.


Ya amaneciendo, sobre las 6:30, recogimos el vivac, y nuestra sorpresa fue mayúscula cuando una vez montados en el coche, a un lado del camino vimos un erizo que se movía lentamente. Con cuidado lo sacamos del camino, y le dedicamos un par de horas de reportaje fotográfico. Probamos todos los objetivos de diferentes distancias focales que llevábamos en el equipo.

Llenos de satisfacción por el resultado de la salida fotográfica, emprendimos el camino a casa, deseando organizar la próxima.